La Nube: innovación para todos

Por Hernán Rincón, Presidente Microsoft América Latina

La industria de TI ha registrado un ritmo sostenido de crecimiento, que se mantendrá a lo largo de este año. De acuerdo a cifras de Gartner, en el año 2010 la industria movió 3.400 millones de dólares a nivel global y se estima que en el 2011 el mercado crecerá en torno al 5%. En esta misma línea, las proyecciones indican que los servicios de Computación en la Nube representarán el 10% de esta actividad. En Latinoamérica, las perspectivas también hablan de cifras auspiciosas. El pilar de este crecimiento es precisamente el nuevo modelo de negocios que está transformando la industria de las tecnologías de la información en una industria de servicios, detrás de la cual está “la nube’’.

¿Cómo llegamos a la nube? En los últimos años, la ola tecnológica estuvo marcada por el desarrollo de productos para consumidores finales. Vimos crecer los dispositivos móviles y sus aplicaciones. Crecieron las redes sociales, las plataformas virtuales y correos remotos. La penetración de la banda ancha en América Latina ostenta cifras líderes en la región; IDC prevé que para el año 2013, uno de cada tres hogares en América Latina tendrá conexión de banda ancha. El crecimiento de la tecnología personal se traduce en un fenómeno sin precedentes: hoy, los usuarios latinoamericanos cuentan con una infraestructura tecnológica personal superior, en muchas oportunidades, a la que utilizan en sus trabajos.

La industria comprendió que los usuarios quieren simplicidad e interactividad con la tecnología de manera agradable, rápida y centrada en sus necesidades: ahora es la tecnología la que se adapta a la gente y no a la inversa.

La revolución que trae consigo la nube, por una parte cambia el modelo de negocios de la industria TI, pero también cambia para las empresas la forma de relacionarse con su información y el rol que la tecnología adquiere en su ruta de desarrollo.

Con la nube se abre un nuevo escenario de oportunidades: las barreras geográficas caen y las personas pueden acceder a contenido y a infraestructura tecnológica en cualquier lugar y momento. Cosas tan simples, que hasta ahora no eran posibles, como que una pyme pudiera tener un correo electrónico corporativo ya son factibles gracias a la nube.

Ahora no hay límite a la creatividad con el acceso a la infraestructura tecnológica de primer nivel, sin los requerimientos de inversión que hasta ahora hacía prohibitivas soluciones tecnológicas como las que son posibles en la nube. Sin duda, esta es una nueva revolución industrial, porque permite a empresas pequeñas operar a una escala global, tanto como consumidor cuanto como proveedor de productos globales basados en tecnologías, permitiendo el desarrollo de la industria de innovación latinoamericana en una escala nunca posible o imaginable.

En el año 2011 comenzaremos a entender concretamente el alcance de la nube. Lo que hasta ahora nos parecía un anuncio distante y ajeno, se transformará en una rutina y es la nueva forma en que entenderemos la tecnología al menos por los próximos tres quinquenios. De acuerdo a las cifras entregadas recientemente por IDC, el mercado de TI de América Latina crecerá un 6,3% en 2011. En cuanto a los servicios en la nube, estos superarán los 200 millones de dólares en 2011 y continuarán creciendo a una tasa compuesta anual de cerca del 60% en los próximos cinco años, alcanzando la marca de mil millones de dólares para el año 2015.

En el nuevo paradigma que rige a la industria TI, también hay un nuevo modelo de computación. Complementamos el software dentro de los sistemas informáticos con modelos on demand a través de la nube. Y a partir de esta nueva forma de almacenar, compartir y usar la información surge el desafío para que las compañías generen un nuevo valor en la relación con sus datos.

La nube en sí misma no es una nueva tecnología sino un modelo de servicios que permite una mejor experiencia, con mayor eficiencia. En la computación en la nube convergen las grandes tendencias del sector: la virtualización de la infraestructura y la movilidad. Los beneficios son múltiples y comienzan por los importantes ahorros en las glosas destinadas a la administración de datos, pasan por las ganancias en eficiencia y competitividad y siguen en los ahorros de energía que finalmente contribuyen al medio ambiente.