La florista que nos dio una lección en el Día de la Mujer Trabajadora

Un periodista pregunta a una de las mujeres que pertenece al 13% de directivas en España si es una jefa difícil: “Creo que mantengo un buen equilibrio entre liderar y ponerme dentro de las tropas”. Ante la respuesta, sin tintes de género, el periodista se da cuenta de que nunca hubiera realizado tal pregunta a un hombre en un puesto de alta responsabilidad, y añade que los medios tienen el vicio adquirido de mirar el traje de una ministra y no el de un ministro, o de interesarse por si una ejecutiva concilia y no preguntarse lo mismo en el caso de un directivo masculino.

Un 8 de marzo más, en los titulares del Día Internacional de la Mujer Trabajadora nos topamos con este techo de cristal que repercute en diferencias salariales y en menos oportunidades de desarrollo profesional para las mujeres que para los hombres. Lo llaman “barrera invisible”, pero no puede haber nada más visible que una cultura empresarial en la que siguen existiendo prejuicios sobre las capacidades profesionales de la mujer, y mucho más tras la maternidad. Microsoft hace tiempo que decidió que ni un ápice de talento se marcharía de esta compañía por el mero hecho de pertenecer a un género o a otro.

Deborath Silva en el Centro Conecta

Afortunadamente, cada vez son más las organizaciones que apuestan por una mentalidad nueva y libre de ideas preconcebidas de género que deberían forman parte del pasado. Y es que, si la situación general de las mujeres en las compañías y organizaciones aún dista de la igualdad, hay un alto porcentaje de la población femenina en España para el que conceptos que hoy son una meta alcanzable para otras, como la conciliación, son poco más que una utopía. Colectivos como el de las mujeres que trabajan en el campo, la pesca, en labores sin horario, sin vacaciones y, en ocasiones, sin remuneración, que en este Día de la Mujer Trabajadora también encuentran su hueco en los medios gracias a pequeñas grandes iniciativas como la llevada a cabo por un instituto vigués, cuyos alumnos y profesores han lucido hoy bata para recordar la desigualdad de esta parte de la ciudadanía femenina.

Desde Microsoft también hemos querido sumarnos a la conmemoración de hoy a través de un pequeño pero entrañable y simbólico acto en Don Benito con el que perseguíamos llamar la atención sobre la brecha digital de género, más acuciante entre las mujeres de colectivos más desfavorecidos, para las que no haber tenido aún la oportunidad de acceder o aprender a usar las Tecnologías de la Información les impide abrir muchas puertas a nuevos horizontes. Esta mañana en Don Benito, Badajoz, alrededor de un tradicional “café de puchero”, hemos celebrado que numerosas mujeres gitanas de la zona han podido adquirir conocimientos básicos de tecnología e Internet de forma gratuita gracias al Centro Conecta que funciona allí desde marzo de 2008.

Alumnas y ex alumnas de entre 16 y 50 años han acudido al Centro para contar sus experiencias junto a los artífices de la existencia de este centro: Fundación Esplai, Microsoft Ibérica, Secretariado Gitano y el Ayuntamiento de Don Benito. Se trata de uno de los 78 centros existentes en toda España dentro de la iniciativa Conecta Ahora, que tiene por objetivo promover la inclusión social y el empleo de las personas, facilitando el acceso y formación en el uso de las nuevas tecnologías; más de 270.000 personas formadas avalan el éxito del proyecto.

Las mujeres con las que hemos tenido el placer de compartir la jornada de hoy nos han hablado sobre cómo la tecnología les está abriendo unas puertas que muchas creían cerradas. Mujeres como Débora Silva, una de las primeras en apuntarse a los cursos que, a través de la participación en el curso de empleo e igualdad de oportunidades para la mujer gitana, aprendió a confeccionar su CV, mandarlo por correo electrónico y ponerlo en los portales de empleo. Mujeres como María Díaz, quien, a sus 30 años, ha pasado de no haber tocado nunca un teclado y un ratón a poner en marcha su propio negocio de ornamentación floral, para el que ya planea una web y la posibilidad de ofrecer servicios por Internet. María contaba además, emocionada, que su gran ilusión es poder ayudar a su hija con el ordenador en sus tareas diarias y seguir aprendiendo con ella.

Débora y su tesón por mejorar, o María y su capacidad emprendedora que no entiende de barreras, nos dejan un valioso aprendizaje en el día de hoy sobre el que seguir reflexionando los próximos 365 días del año, y no sólo en el Día de la Mujer Trabajadora: las leyes y las cuotas no son suficientes por sí mismas para propiciar el cambio estructural por el que pasa la igualdad. Necesitamos más Marías y Déboras que impulsen el papel de la mujer en los colectivos donde más hace falta, y más ejecutivas que contribuyan con su ejemplo de apoyo a la cultura del trabajo sin distinciones de género a que nuestra sociedad, nuestra cultura y nuestros medios abandonen los clichés que frenan el desarrollo del talento. Ojalá que pronto veamos al periodista de las primeras líneas preguntar a un alto ejecutivo masculino cómo concilia su vida familiar y laboral; sería una bella declaración de intenciones.

Olvido Nicolás, Directora de Responsabilidad Corporativa.