Con la cabeza en las Nubes

Si “táctil” parece que va a ser una de las palabras clave en la segunda década de este siglo en el que nos zambullimos sin posibilidad de vuelta atrás (ni ganas, la verdad) en cuestiones de interfaces y hardware, “nube” es probablemente el término alrededor del que girarán buena parte de las novedades que el futuro de la informática y las Tecnologías de la Información nos anticipa.

Pero si el futuro de la nube - o Cloud Computing, como se viene en llamar -, es prometedor, el presente es ya una realidad, excitante y alentadora. Una realidad que, además, ha ido configurándose frente a nuestros ojos sin que el usuario prácticamente se haya dado cuenta: desde la proliferación de las tiendas online como Amazon o el uso generalizado de servicios de webmail, hasta servicios alojados íntegramente en Internet como, por ejemplo, SkyDrive, el sistema almacenamiento de Windos Live. O el propio Windows Live en su conjunto. O la profusión de las aplicaciones de redes sociales como Facebook (con sus juegos, sus librerías de fotos, mensajería, etc.).

Todos estos movimientos, antes bautizados solo en pequeños comités de expertos, y progresivamente más conocido entre el público usuario general con el nombre que se está haciendo popular más recientemente, Cloud Computing, seguían una misma dirección: la de desvincular al usuario de la necesidad de instalar software en su ordenador para usar servicios determinados o, incluso, almacenar información. Lo que vendría a ser la extensión o, incluso de algún modo, la consecución del paradigma de computación en Internet.

Microsoft lleva tiempo apostando por un modelo híbrido de Software + Servicios. Es decir, parte arquitectura tradicional (siempre habrá quién siga prefiriendo el software instalado en PC o red privada, por temores en torno a privacidad o disponibilidad), y parte en la nube. Un modelo que ofrece al usuario las ventajas de ambos mundos, atendiendo a todo el abanico de necesidades del mercado.

En cualquier caso, el Cloud Computing, sea puro o híbrido, expande el horizonte de las comunicaciones en la Red, poniendo al alcance de la mano el trabajo colaborativo en tiempo real, por ejemplo (Microsoft Office Web, la versión nube de la suite ofimática, se convertirá en referencia en este aspecto, estamos seguros). Y reduciendo significativamente costes para el mercado empresarial. La Business Productivity Online Suite de Microsoft, que incluye herramientas como Exchange Online, SharePoint Online u Office Live Meeting, supondrá una notable mejora para la empresa, pudiendo ahorrar costes hasta en un 50%.

Pero un aspecto fundamental de la nube debe ser, no ya la oferta de aplicaciones, sino el desarrollo constante de ellas, la innovación resultado de la inquietud y necesidades de usuarios, creativos y empresarios… Aquí es donde creemos que Windows Azure marcará la diferencia: un sistema operativo para la nube que ofrece un entorno familiar y asequible para desarrollar servicios de Cloud Computing.

Windows Azure, junto a Azure SQL (la solución hermana para bases de datos), la plataforma AppFabric (para interconectar aplicaciones en la nube) y los servicios .NET, ofrecerán la flexibilidad y potencia necesarios para generar aplicaciones a medida y altamente escalables. De esta manera, cada usuario podrá encontrar la aplicación que necesite. Y nosotros nos sentiremos un poco más orgullosos por contribuir al crecimiento de la nube ofreciendo, también, el escenario sobre el que los actores podrán hacer oír sus voces. Esto es, crear el Internet del futuro.

Pero nos interesa conocer vuestra opinión: ¿cómo veis el Cloud Computing? ¿Qué esperáis de la nube?

Enrique Fernández-Laguilhoat, Director de Desarrollo en Microsoft Ibérica