Castillos en el aire

Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Así reza una canción de Alberto Cortez que me gustaba a mi de pequeño. Y es que hay que reconocer que el tema de las nubes tiene una atracción especial. Por eso no se le pasa desapercibido a ningún equipo de marketing que se precie, y así sucede después, que nos acabamos todos preguntando a qué huelen las nubes.

El tema de la nube lleva unos meses de moda, y en las últimas semanas más ya que asistimos al presunto nacimiento del sistema operativo para la nube. Sin embargo esto es como un conjunto de niños tumbados bocarriba en el prado viendo pasar un cúmulo en una tarde de verano. A uno le parece un perrito, a otro un gatito, a otro un conejo y a otro un elefante.

No seré yo quien reniegue o ponga en duda el término “cloud computing” a estas alturas de la película, ni quien se suba al carro del análisis de “tendencias muy interesantes”. El cálculo distribuido lleva mucho tiempo entre nosotros, más o menos desde que nos libramos de la tiranía del host como unidad única de procesamiento central, y asistimos a la explosión de equipos x86 conectados a Internet. Desde entonces, todos los sistemas operativos implementan diversas maneras de llevar a cabo peticiones de procesamiento remoto, se llevan muchos años implementando arquitecturas cliente-servidor, y hay ya mucha gente a la que no le ha pasado desapercibida la oportunidad de albergar capas de software y hardware que subcontratar como servicio a potenciales clientes.

Cuando parecía que la pelea estaba en si el sistema operativo iba o no a ser un navegador (que va a ser que no), o si mis aplicaciones y mis datos serán todas albergadas por un servicio ofrecido a través de Internet (que va a ser que todas todas, tampoco) surge de repente de la nada el concepto de nube interna o nube privada como pieza fundamental del puzle.

image Me da rabia que nuestros equipos de marketing hayan estado tan lentos, cuando la jugada hace ya tiempo que se veía venir. Los que hayan estado en alguna de las charlas que hemos dado en el último año habrán visto esta diapositiva como parte de la presentación. En ella se habla de la virtualización como parte de los cimientos para construir el Datacenter Dinámico. Un cliente, al que dedico el post, lo contaba de una manera muy sencilla. Su negocio no es mantener un datacenter sino otro. El quiere una fibra gorda con dos luces, una verde y una roja. Cuando la verde este encendida, paga. Cuando esté roja, cobra penalizaciones. Otro mantiene su datacenter. El se dedica a su negocio. Como nadie le puede ofrecer a fecha de hoy los servicios que él necesita en la nube, se construye su datacenter en plan nube privada. Y cuando sea posible, la virtualización le ayudará a “exportarlo”.

Otro cliente, al escuchar esto, decía que es un concepto muy bonito, pero que hay que aterrizarlo. Y desde luego, no le faltaba razón. Cualquiera que haya puesto un pié en un datacenter mediano tirando a grande habrá podido comprobar la gran variedad que existe en todo, desde la ferretería hasta los servicios que se ofrecen, pasando por supuesto por los sistemas operativos y el software que corre en ellos.

De cara a materializar la utopía de nuestro cliente, la virtualización juega un papel importante. Lograr la mayor independencia posible de la ferretería. Sin embargo, pensar en que esto es el único requerimiento para lograr algo de este estilo es peligrosamente simplista. Los productos utilizados deben acompañar a la arquitectura de la solución, debe se seguirse un modelo y todo debe ser gestionable de manera adecuada. Mucha gente, sino toda, se esta planteando dar pasos en este sentido. Virtualizar o no ya casi no es una elección. Pero hay muchas, muchas más cosas que se pueden contemplar.

Volviendo al papel del sistema operativo en todo esto, pasamos de escuchar hablar del sistema operativo para el datacenter virtualizado a el sistema operativo para la nube interna. Brillante maniobra de marketing, supongo que cuidadosamente calculada. Es la primera vez que alguien tiene redaños para ponerse voluntariamente en contra de todos los sistemas operativos de datacenter, Windows Server, los Unix propietarios, los Linux comerciales y los demás Linux, que incluyen todos su sabor de Hypervisor, y de paso hacer que te miren de reojo los jugadores de “la otra nube” es decir, los Google, Amazon, Yahoo… y, como no, Microsoft.

Hablando de esta otra “nube pública”, hace algunos meses que publique un enlace a un vídeo acerca de cómo Microsoft construye los datacenters que albergan sus servicios en la nube. Windows Live, Azure, Microsoft Business Productivity Online Services, y lo que esté por venir. Nuevamente, esto tampoco es nuevo. El Hosting y Housing y la externalización de servicios no es algo que se inventara ayer, precisamente. Pero me resulta complicado pensar en que alguien monte una infraestructura de este calibre, bien sin desarrollar su propia tecnología, bien sin usar alguna que no le suponga un coste adicional. Y es que un Sistema Operativo hace más, mucho más que solo virtualizar. Creo honestamente que en este terreno estamos ante una continuación de la eterna guerra Linux-Windows.

Estoy por apostar que no basta con tener una buena oferta para la “nube pública” o una buena oferta para la “nube privada”. Creo que se va a tratar de tener ambas ofertas y además una buena conexión entre nubes. Como de costumbre, puede que en Microsoft no lleguemos los primeros a ninguna de ellas, pero si tal vez a ambas a la vez. Y esta por ver como todo esto afectará a Windows, y Windows a todo esto.

Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...

Alberto Cortez

Saludos

David Cervigón

P.D: Todo esto viene a santo de que tenía dos posts a medio escribir (“Arquitecturas para la nube” y “Conectando nubes”) y si no iban a parecer oportunistas :-)