Cambiando herramientas

Hola

Llevo toda la semana de acá para allá y en los ratos libres he estado dando una vuelta a la configuración de mis máquinas de trabajo, aprovechando el cambio de una de ellas. Desde Octubre he estado utilizando equipos prestados para una u otra cosa, y durante este tiempo me he dado cuenta de que necesitaba cambiar un poco la forma de trabajar y aplicarme un poco el cuento de la virtuazación y el “cloud computing”. En mi caso Microsoft tiene a bien dotar la posición que ocupo con dos equipos, uno pensado para trabajar y otro para pruebas y demos. El cómo se utilicen finalmente esas máquinas, es asunto de cada uno.

Había estado usando un equipo portátil grandote (17” y 8GB) como estación de trabajo y a la vez para correr la miríada de VMs que necesito en mi día a día. Es una estrategia útil, pero:

  • Un portátil con Hyper-V no puede ni suspenderse ni hibernarse, y además cuanto mejor es la tarjeta de video, peor es el rendimiento de sus operaciones. (Si usas Hyper-V en un portátil, el mejor rendimiento de la partición padre lo obtienes con el driver de la VGA Estándar, pero si tienes que proyectar, por ejemplo, pues es un problema)
  • Un equipo de 17” casi no cabe en la bandejita de los asientos del AVE, y lo que es peor, no deja sitio para la escasa merienda y la botellita de vino de 25 c.c. Además el calor que despide y lo que pesa sobre las piernas es malo para la salud, seguro.
  • Padezco un grave e-Diógenes. He llegado a contar más de 30 aplicaciones en la aplicación padre, y ni se sabe las carpetas con megas y megas de cosas de todo tipo. Por ejemplo, un bonito documento de cómo escribir ficheros .inf para Windows 95. Me he dado cuenta de que además este mal no tienen cura. No lo pienso borrar.

Viendo por donde vienen los tiros a corto plazo, he decidido trabajar de la siguiente manera:

  • Portátil de 12” y 4 GB: Equilibrio perfecto entre potencia y portabilidad. Tres particiones. Una con Windows 7, unida al dominio de Microsoft para trabajar, instalando las herramientas mínimas para realizar el trabajo del día a día. Otra con una instalación de Windows Server 2008 Enterprise con el role de Hyper-V, simplemente con los drivers necesarios para correr las VMs que sea capaz. La última con los datos necesarios para trabajar. PSTs, documentos, presentaciones y los VHDs de las VMs que corran del disco local (otras lo harán de discos USB para repartir el IO, principal cuello de botella en esta configuración).
  • Portátil de 17” y 8 GB: Buena potencia, y todavía portable. Dos particiones. Una para Windows Server 2008 con Hyper-V, con ciertas herramientas ofimáticas que permitan un uso ocasional de este equipo también como estación de trabajo, y otra para datos. La idea es desplazar el e-Diogenes a esta segunda residencia, y si es posible, almacenar la roña en dos localizaciones. Un USB dedicado a ficheros de todo tipo (el nombre correcto de esto es un USB dedicado a “Archiving”). Las múltiples aplicaciones que uno se dedica a probar o que usa de forma ocasional quedaran distribuidas entre la partición padre y una VM personal dedicada a este tipo de cosas.

De esta manera, en “modo demo” cuento con un dominio virtual basado en dos hosts físicos con Hyper-V, capaces de correr lo que quepa que 12 Gb, dos discos SATA internos y dos o tres discos USB externos. Mientras me dedico a otros menesteres, disfruto de Windows 7 mientras que el otro equipo es capaz de mover todo lo que 8Gb, un SATA interno y varios USB externos son capaces de albergar.

Cuando se vaya acercando el lanzamiento de las versiones finales de Windows 7 y Windows Server 2008 R2 / Hyper-V Server R2 esta aproximación seguramente evolucionará. Tengo pendiente contar un poco más de lo que cuenta Cesar acerca del arranque de VHD que soportan estas versiones, y de las posibilidades que esto ofrece, y de alguna otra cosa más que ya contaremos.

Saludos

David Cervigón